NUESTRO HOGAR ES AUSCHWITZ: UN MUNDO DE PIEDRA

Posted on 8 enero, 2012

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     Algunas veces me parece, incluso, que mis capacidades sensitivas se han coagulado, y cristalizado en mi interior hasta convertirse en resina. En el pasado observaba el mundo con los ojos bien abiertos y llenos de asombro, poniendo los cinco sentidos cuando transitaba por las calles, como un gato joven caminando sobre el antepecho de una ventana. Ahora, sin embargo, puedo dejarme llevar con total indiferencia por la multitud en movimiento y restregarme con cuerpos calientes femeninos sin sentir la más mínima emoción, inmune a la seducción de las muchachas, a la desnudez de sus rodillas y a sus cabellos aceitosos e intrincadamente rizados. A través de mis ojos medio abiertos imagino con satisfacción que una ráfaga del vendaval cósmico se lleva a la multitud por los aires, la eleva hasta la copa de los árboles, y succiona después los cuerpos humanos en el interior de un enorme remolino (…)

     Durante unos momentos aguzo el oído para captar los lejanos sonidos de la calle: los canturreos de los borrachos que proceden del quiosco, el arrastrar de pies de los transeúntes, el estruendo de los trenes que llegan a la estación, el constante y persistente martilleo de los raíles que producen los trabajadores del turno nocturno, que están colocando las vías justo en la esquina. Y cada vez percibo con mayor claridad que una sensación de decepción se apodera de mí. Me aparto totalmente de la ventana, como si rompiera una soga que me tuviera amarrado allí, y me siento al escritorio con el sentimiento de que una vez más he perdido un tiempo precioso, y saco del cajón mis papeles, largo tiempo abandonados. Y puesto que hoy el mundo tampoco ha salido volando, saco un papel nuevo, lo coloco cuidadosamente en el tablero, y cierro los ojos para intentar encontrar dentro de mí un sentimiento de ternura hacia los hombres que dan martillazos, las campesinas con su nata agria adulterada, los trenes repletos de mercancías, el cielo deslucido sobre las ruinas, los transeúntes de la calle y las ventanas recién instaladas, e incluso hacia mi esposa, que está lavando los platos en la cocina; y con un enorme esfuerzo intelectual intento captar el verdadero significado de los acontecimientos, de las cosas y de la gente que he visto. Al fin y al cabo, intento escribir un gran relato épico, inmortal, digno de este difícil mundo inmutable, que ha sido tallado en piedra.

(BOROWSKI, Tadeusz: “Un mundo de piedra”, en Nuestro hogar es Auschwitz, Alba, pag.210 a 213)

PREGUNTAS:

1. ¿Qué cambios se han producido en el autor del relato? ¿Cuál es la causa de esa transformación?

2. Resume la visión que el autor trasmite de la sociedad en la que vive.

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