LAS ENTREVISTAS DE NÚREMBERG: ERICH VON DEM BACH-ZELEWSKI

Posted on 25 enero, 2020

0



14 de febrero de 1946

Este hombre de cuarenta y siete años, Erich von dem Bach-Zelewski, nació en Berlín en 1899. Es bastante corpulento, alto, tiene unos rasgos normales y ojos de un color gris azulado. Sus maneras son afables pero pomposas y su actitud es de querer ser sincero, algo que repite tan a menudo durante las entrevistas que va perdiendo credibilidad.

(…)

-A los quince años me hice soldado y fui el voluntario más joven de todo el ejército alemán. Me ascendieron a oficial en 1917. Después de la guerra, me quedé en el Ejército de los cien mil hombres. En 1924, abandoné dicho Ejército porque mis dos hermanas se casaron con judíos y las cosas empezaron a ponerse insoportables para mí. En aquel momento yo era teniente. Me convertí en un marginado de la sociedad porque el sentimiento general en el Ejército de los cien mil hombres era antisemita.

-¿Se opuso a los matrimonios de sus hermanas?

-No, al contrario. Les ayudé a las dos y a sus maridos a marcharse a Río de Janeiro en 1934. Mi hermano mayor también emigró a Río.

(…)

-Yo pertenecía a las SS, y en 1934 me convertí en miembro con jornada completa. En 1934 me nombraron teniente general en Prusia oriental.

-¿Cómo se explica que ascendiese a un puesto tan alto en la SS en tan poco tiempo?

Bach-Zelewski sonríe benignamente y responde, con orgullo aparente:

-Porque era un buen soldado.

(…)

-¿Sabía algo del campo que había en Auschwitz?

-No, en aquel momento no existía. Yo estaba a cargo del problema judío. En la época de Wagner no había campos de concentración. El general Blaskowitz protestó porque mi predecesor había matado a judíos, etcétera. Pero cuando yo llegué al mando ordené que no se persiguiera a los judíos, que no hubiera guetos. Mi predecesor era un hombre llamado Udo von Woyrsch, sobrino del famoso mariscal Von Woyrsch de la I Guerra Mundial, que hace tiempo que murió. El gran mariscal se hubiera avergonzado de lo que hizo su sobrino. Era un criminal. Pero cuando yo llegué, establecí la justicia y el orden.

En este punto, Bach-Zelewski parece un hombre que se ha convencido a sí mismo de su rectitud y está bastante dispuesto a condenar y a culpar a otros.

-Auschwitz era un centro de formación de las tropas. Allí estaban las Fábricas Göring y quizá los obreros de esa fábrica procediesen de los campos de concentración. Puede que hubiese cuarteles alrededor de la fábrica, pero en aquel momento aquello no era un campo de concentración, porque si lo hubiera sido habría sido un campo de exterminio.

-Con eso, ¿insinúa que todos los campos de concentración eran campos de exterminio?

-No, pero sé que Auschwitz se convirtió en un campo de exterminio igual que muchos otros. Pero durante el tiempo que yo estuve en la región no fue así.

(…)

ob_df45d1_bach-zelewski-erich-von-dem04

Ele general de la SS Erich von dem Bach-Zeleswki fue condenado a diez años de trabajos especiales (cumplió cinco). En 1962 se le volvió a juzgar en Núremberg y fue condenado a cadena perpétua.

-Todo estaba bastante liado y había una gran confusión. Yo no sabía lo que les pasaría a los criminales de guerra. Si le digo la verdad, pensé que los primeros informes que leí en los periódicos acerca de los campos de concentración eran pura propaganda. Hasta después de la guerra no me enteré de que todos los judíos estaban muertos. No quiero decir que no supiera que los judíos estaban siendo exterminados, porque eso lo sabía desde hacía tiempo, muchos años antes del final de la guerra. Pero no sabía que se estaba haciendo a esa escala. No sabía que se haría en esas cantidades.

-¿Vio alguna vez ejecutar a judíos?

-Si, vi ejecuciones, pero no solo de judíos, también de otros. Recuerdo que Himmler estuvo presente en una ocasión en la que se ejecutó a ciento veinte. Y en otra ocasión, en 1941, en Minsk, Himmler me ordenó que fuese allí para ser testigo de la ejecución de veinte judíos.

-¿Cómo se ejecutó a las ciento veinte personas a las que se ah referido?

-Fueron fusilados al modo militar habitual, tres hombres disparaban a la vez. El grupo completo de ciento veinte hombres fue ejecutado por un batallón completo.

(Leon Goldensohn, Las Entrevistas de Núremberg, Taurus, 2008, pags. 331 a 337)