DOCTORES DEL INFIERNO: EXPERIMENTOS CON FENOL

Posted on 26 junio, 2012

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Fue éste el tercer grupo de experimentos que no aparecían descritos expresamente en el escrito de acusación, pero que aun así fueron enjuiciados debido a la existencia de pruebas que ponían de manifiesto la comisión de actos inhumanos y atrocidades.

El propósito de este experimento consistía en comprobar la tolerancia del suero compuesto de fenol en soldados afectados de gangrena gaseosa. Tanto en los campos de concentración como en el ejército se buscaron métodos preventivos contra la gangrena gaseosa.

El fenol es un potente veneno corrosivo, y su solución acuosa, el ácido carbólico, se utiliza como antiséptico. Las inyecciones de fenol se convirtieron asimismo en método clínico para el asesinato masivo dentro del programa de eutanasia, sin el objetivo científico de sanar, sino más bien de “restablecer” la salud del Volk alemán mediante la erradicación de todos los “elementos infrahumanos”. Esta laxa categoría incluía a judíos, gitanos y eslavos; “vidas indignas de vivir”: enfermos, retrasados, deficientes mentales, epilépticos, enfermos mentales, ciegos y personas deformes; e “indeseables”: delincuentes, homosexuales, alcohólicos y otros grupos.

(…)

El doctor Hoven, uno de los acusados, testificó el 24 de octubre de 1946 como médico jefe de Buchenwald (prueba 281 de la acusación):

“En algunos casos supervisé la muerte de esos reclusos inservibles mediante inyecciones de fenol, a petición de los reclusos. Las muertes tuvieron lugar en el hospital del campo, y me ayudaron varios reclusos. En una ocasión, el doctor Ding fue al hospital para presenciar las muertes con fenol y dijo que no lo estaba haciendo correctamente, así que puso él mismo alguna de las inyecciones. En aquella ocasión se mató a tres personas con inyecciones de fenol, y los tres murieron en menos de un minuto.

El número total de traidores a los que se mató fue de unos ciento cincuenta, de los cuales sesenta murieron por inyecciones de fenol, administradas por mí personalmente o bajo mi supervisión en el hospital del campo, y a los demás los mataron los presos de diversas maneras; a palos, por ejemplo”

Las palizas a las que se refería el doctor Hoven ocurrían porque algunos presos recibían trato preferencial. Los reclusos a los que les daban puestos  clave en el campo, normalmente porque estaban encarcelados por motivos no “políticos”, disfrutaban a menudo de mejores condiciones de vida. Eso generaba envidias entre los reclusos menos favorecidos, lo cual provocaba represalias, incluido el asesinato. Tal comportamiento era común en los campos de concentración. Hoven usa la palabra “traidor” para dar a entender que los sujetos de experimentación eran presos políticos.

(SPITZ, Vivien: Doctores del Infierno, Tempus, 2009, pags. 262-263)